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Discurso del General (R) de la Fuerza Aerea. Sr. Sergio Contardo. en Caleta La Arena

Señoras y señores:

Los hombres y mujeres que a lo largo de nuestras vidas hemos entregado los mejores años al servicio de la Patria que amamos y juramos desde niños defender, hemos concurrido a este lugar que es la puerta de la Carretera Longitudinal Austral para dejar en piedra granítica, extraída desde su misma geología, un testimonio de admiración y gratitud a su creador y a los miles de hombres de todas las especialidades y rangos de nuestro Ejército y civiles que enfrentaron y ganaron una durísima batalla a la naturaleza bravía e intocada desde el comienzo de los siglos.

La Carretera Longitudinal Austral es la continuación de la Ruta 5 al Sur de Puerto Montt que en un esfuerzo ciclópeo hoy alcanza hasta Villa O´Higgins, junto al lago del mismo nombre, pero que a futuro podría llegar a Puerto Natales y la Tierra del Fuego en la XII Región.

Construida por soldados del Cuerpo Militar del Trabajo, se complementa con caminos transversales que unen ciudades, villorrios y asentamientos pioneros ubicados en el espacio continental entre la costa del Pacífico y el límite con Argentina, en la Patagonia chilena a comienzos del Siglo XX, unos pocos pioneros llegaron a poblarla en puntos alejados de centros de aprovisionamientos, de salud y de educación para sus hijos. Hombres y mujeres valerosos decididos a labrar su destino en la selva fría e impenetrable que vemos, con pantanos y montañas escarpadas coronadas siempre de nieves, glaciares y ríos torrentosos despeñándose hacia el mar, que les impedían o limitaban sus desplazamientos.

En este territorio difícil, no obstante hermoso, de cordilleras sumergidas en el mar sólo podían contar con la visita ocasional o lejana de alguna embarcación que constituía su único medio de contacto con Puerto. Montt. Hubo intentos aislados de algunos gobiernos para establecer comunicaciones viales entre pequeños asentamientos humanos que iban naciendo en Chiloé Continental y Aysén para aprovechar las condiciones naturales que ofrecía esa zona.

También las dificultades limítrofes con Argentina incentivaron a nuestras autoridades para avanzar al respecto. Así, a comienzos del Siglo XX, fueron brotando los poblados de Puerto Aysén, Coyhaique, Chile Chico, Palena, Cochrane, Chaitén y otros, los cuales tuvieron que ser unidos entre si y al resto de Chile, ya sea por mar, por tierra o por aire. Así se crearon puertos, caminos y pistas de aterrizaje que comenzaron a prestar un valioso servicio a la incipiente población que comenzó “a hacer Patria” en esas aisladas latitudes.

Especial mención merece en este sentido el gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo, al cual se debe un gran impulso al desarrollo de esa región, la que con justicia, ostenta hoy día con orgullo su nombre. Los habitantes de Futaleufu y de Alto Palena en la cordillera, estaban más cerca y accesibles a caballo de las villas argentinas de Trevelin y Esquel, mientras Chile Chico lo estaba de Los Antigüos en la ribera sur del lago General Carrera. Sin caminos, no había aprovisionamiento aún de cosas básicas ni salida para sus productos. Era entonces inevitable que comenzaran a abastecerse en el país vecino e incluso las madres a tener a sus hijos allá, inscribiéndolos en los registros argentinos para mandarlos más tarde a sus escuelas… Chile estaba perdiendo a sus hijos!

Fue sólo a comienzos de l960 que el gobierno implementó un sistema de abastecimiento para los pueblos antes nombrados mediante la Fuerza Aérea de Chile y ECA (Establecimientos de Comercio Agrícola) en que ésta entidad, usando transporte marítimo, llevaba hasta Chaitén todo tipo de abarrotes desde velas, arroz, fideos y yerba mate hasta quintales de harina para el pan que aviones de transporte Douglas C-47 de la FACH operando desde el aeródromo recién construido de Chaitén, hacían 4 o 5 salidas diarias para abastecer los pueblos antes nombrados, más otros como Lago Verde, La Tapera, Ñirehuao y Río Cisnes, aterrizando en pequeñas pistas de tierra, sin ayudas a la navegación y con la meteorología impredecible de la zona. En el vuelo de regreso, para ayudar a los pobladores, a menudo, el avión era atiborrado con lana de sus esquilas o se reservaba el espacio necesario para resolver el traslado al hospital de algún poblador enfermo. Estas palabras describen una situación, que viví como piloto en esas misiones de urgencia humanitaria y política. Era y es una tarea desconocida por la gran mayoría de los chilenos y que muestra en forma gráfica la enorme carencia de víveres, elementos de trabajo, de establecimientos de salud y de rutas de comunicación que por décadas no había sido atendida por los gobiernos de turno. Con la llegada del gobierno militar, su preocupación prioritaria fue, qué duda cabe, resolver el drama de la aislación y abandono de esos esforzados chilenos.

Con aguda visión geopolítica el General Augusto Pinochet decidió acometer, desde el comienzo de su gobierno, la construcción de esta Carretera Longitudinal Austral iniciándola en 1974 con 10.000 soldados del Ejército, sin que lo detuvieran las dificultades de un terreno particularmente difícil, que exigía soluciones de alta complejidad técnica, lo cual, ya ejecutada, convierte a esta gigantesca obra en una verdadera hazaña de ingeniería.

En 1976 se dio inicio a la continuación del camino desde el lago Yelcho al Sur y en 1982 se inauguró el tramo de 420 Km. entre Chaitén y Coyhaique. También se inauguraron los caminos transversales desde Villa Santa Lucía hacia las localidades de Futaleufú, Palena y Puerto Cárdenas, además del camino desde Cochamó hacia Puelo y su continuación a Rio Negro-Hornopirén.

En 1988 se inauguró el camino hasta la ciudad de Cochrane ubicada a una distancia aproximada de 1000 Km. desde Puerto Montt. En esa oportunidad también se puso término a los trabajos de los caminos transversales desde Alto Cisnes a Puerto Cisnes y de Lago Verde hasta Puerto Raúl Marín Balmaceda, pasando este último por Las Juntas, con recorridos de 150 Km.

aproximadamente, cada uno de ellos.

Junto con ello se encaró la pavimentación del camino desde Balmaceda a Coyhaique y desde esta ciudad a Puerto Aysén y Puerto Chacabuco. El Ejército de Chile, a través del Cuerpo Militar del Trabajo, y el Ministerio de Obras Públicas junto con varias empresas constructoras privadas, con esta obra han entregado al país una red vial de 1250 Km de camino longitudinal más otros 1200 Km de caminos transversales para unir poblados del interior con la carretera longitudinal y con el litoral. Esto ha permitido integrar efectivamente a Chile un territorio cesante que es aproximadamente un sexto de la superficie continental del país y, con ello, apoyar e incentivar actividades como la silvicultura, la ganadería, la pesca deportiva, la salmonicultura, la minería y el turismo que crece año a año con gran fuerza.

Posteriormente, y ya finalizado el Gobierno Militar, se siguió construyendo en la zona el camino desde Chile Chico a Puerto Tranquilo y a Bahía Exploradores con 180 Km de recorrido aproximado. Más hacia el Sur, pasando por Puerto Yungay se llegó a Caleta Tortel y finalmente a Villa O’Higgins. La Carretera Austral cambió la vida de esos miles de chilenos, conectándolos e incorporándolos al desarrollo del resto del país, mientras la soberanía nacional era afianzada, sumando al desarrollo económico y social una extensión que representa la sexta parte de todo el territorio nacional y que además de su rara belleza natural posee un insospechado potencial energético, mineral, reserva privilegiada de agua dulce del planeta, turístico y otros.

Miles de chilenos y extranjeros recorren hoy la más hermosa carretera de Chile para disfrutar de este paraíso perdido del fin del mundo, con una inescapable sensación de reconocimiento y admiración hacia quienes la construyeron. Estos miles de kilómetros construidos, millones de metros cúbicos de tierra y roca removidos, miles de puentes construidos y la lamentable pérdida de muchas vidas humanas, dan una idea de la magnitud de la obra, del empuje, el tesón y la voluntad de que – con liderazgo certero - son capaces los chilenos para hacer más grande y unida a su Patria. La visión, decisión y constancia del General Pinochet, que año a año recorrió esta carretera tomando contacto con los pobladores, escuchando sus peticiones, entregando casas, fundando poblaciones, inaugurando caminos, puentes y aeródromos deberá ser reconocida por nuestros descendientes. Los pobladores de esa región, beneficiarios directos de esta obra, nosotros y las generaciones actuales que vivimos o supimos de esa patriótica labor, con justa razón la hemos bautizado con el nombre de “Carretera Presidente Pinochet” y Chile entero debe reconocerlo. Ella es el eje y factor que ha permitido llevar a esa hermosa y difícil geografía, la educación, la salud, la energía eléctrica, el agua potable, la vivienda digna y otros beneficios para el servicio y bienestar de los esforzados chilenos en esas lejanas latitudes.

Es preciso reconocer que los distintos gobiernos que heredaron esta obra han apoyado su continuación y el mejoramiento paulatino en algunos aspectos de ella. Actualmente se pretende pavimentar la ruta desde Coyhaique al norte, hasta La Junta.

Actualmente se proyecta la dificilísima tarea de continuar el camino hacia Puerto Natales, bordeando los Campos de Hielo Sur, lo que en definitiva permitiría integrar por tierra todo el territorio nacional.

La Carretera Austral es una obra gigantesca bajo cualquier estándar en lo material y en lo que representa para la soberanía y desarrollo del Chile. Es un deber de nobleza elemental expresar el reconocimiento y la gratitud de cada ciudadano al hombre que la concibió y la puso en marcha con la decisión y el coraje que exigen las grandes empresas humanas que no tienen vuelta atrás. Miles de pobladores la requerían con urgencia y la soberanía de la nación entera lo exigía. No era una decisión fácil si recordamos que se tomó cuando el país tenía todos sus recursos empeñados en la recuperación de la peor crisis económica, política y social de su historia a la que se sumaba una amenaza real que se cernía ominosamente en su frontera norte en la que - pocos piensan en ello - se jugaba el destino del “sueldo de Chile”: su riqueza minera!

No obstante, en este día, cuadragésimo aniversario del golpe militar del 11 de Septiembre de 1973, cuando el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia declararon que el gobierno de Allende había devenido en inconstitucional e ilegal, hoy digo, transcurridos los 17 años del gobierno militar y su entrega subsecuente del poder en forma pacífica y ordenada a los gobiernos civiles que lo siguieron por otros 23 años, nos encontramos todavía con una campaña desatada de la izquierda marxista contra todo lo que represente al gobierno militar.

El odio y la venganza de su “ni perdón ni olvido” machacado durante décadas, ha ganado adeptos cambiando la historia por una falsa que le es útil a sus propósitos. Es, al decir de Kipling “la historia urdida por los pícaros para lazo de los tontos” que ha lavado cerebros con ayuda de “intelectuales”, “cineastas”, periodistas y jueces con el tema de los Derechos Humanos que ellos mismos han violado antes, durante y ahora en “democracia” en centenares de asesinatos cometidos por sus organizaciones terroristas en estos cuarenta años.

No hay reconciliación en este largo período y el encono aumenta año a año con una prensa claramente proclive que lo aviva majadera e irresponsablemente sin parar mientes que estamos volviendo a repetir la situación de pre-guerra civil de los años 60 en que los políticos, dispendiosamente remunerados y pensionados, fueron incapaces de solucionar como era su obligación única. Era más fácil - como ha quedado documentado - traspasar el problema a los militares con sus fusiles para más tarde culparlos de golpistas y encarcelarlos con largas condenas y sin ninguno de los beneficios que la ley otorga a criminales comunes. Mientras, subversivos y terroristas de ayer se sientan hoy en el Parlamento.

La democracia la destruyeron los políticos y la recuperaron las Fuerzas Armadas! No obstante, nuestros camaradas presos por ganar esa sucia guerra interior sostenida durante 17 años contra el gobierno militar, llevan a la Patria en sus corazones valerosos y tendrán por siempre el honor de haberla servido y preservado – cumpliendo su juramento quinceañero - en el puesto que le fue asignado por sus superiores para enfrentar al enemigo que la amenazaba. Sin su victoria, seríamos hoy otra desgraciada Cuba. Dios en su justicia infinita habrá de permitir que líderes políticos futuros, por el bien de Chile y la paz que exige el progreso de este país, recapaciten y pongan fin a esta situación de injusticia vergonzosa materializada por tribunales parciales que prevarican abiertamente, con inocultable simpatía por el objetivo marxista.

El espíritu de estos leales soldados hermanos nuestros está aquí presente esta luminosa mañana austral para acompañarnos en el acto inaugural de este monolito que testimonia el reconocimiento y la gratitud al creador de la Carretera Austral, a todos los hombres y mujeres del Cuerpo Militar del Trabajo, a los mártires que cayeron durante su construcción y a los que desafiaron el odio y la muerte para que la Patria triunfara también en esta obra colosal.

Agradezco a la Corporación 11 de Septiembre el honor y el privilegio que me ha concedido de pronunciar estas palabras en un acto de tanta trascendencia. En ellas estoy seguro de haber interpretado a miles de chilenos que anhelan el progreso y cuidan la libertad de su Patria; a mis camaradas y amigos, oficiales y suboficiales de todos los rangos y uniformes aquí presentes y ausentes con quienes he compartido el honor de servir a Chile y a su bandera bajo los principios que nos unen y la lealtad que ella nos inspira.

Para terminar, estimo apropiado leer un pensamiento de nuestro General cuya obra sus enemigos se empeñan vanamente en ocultar:

“Yo les digo que nada podrá impedir que un día, talvez no tan lejano, vuelva la paz y la sensatez a esos espíritus que todavía permanecen cegados por la pasión, y en la serenidad de otros tiempos, cuando la historia reivindique nuestra obra común, terminen reconociendo el valor y los méritos de ella. En ese momento es probable que yo ya no esté. Será sin embargo la hora de la victoria, la hora en que los ideales que iluminaron nuestros sueños, terminen siendo comunes a todos los chilenos”

(Augusto Pinochet Ugarte en Carta a los chilenos, Londres, Diciembr1988)

Muchas Gracias.

Sergio Contardo Flores

General de Brigada Aérea R)

Caleta La Arena, 11 de Septiembre del 2013.


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